Cada mes de julio, cuando arranca Wimbledon, no solo se enfrentan las mejores raquetas del mundo. También compiten, en silencio y sin marcador visible, algunas de las marcas más icónicas del lujo. Y es que Wimbledon, más que un torneo, es un escenario cultural: elegancia, tradición, códigos británicos y una audiencia global con alto poder adquisitivo.
Por eso no sorprende que las firmas de lujo no solo estén presentes como patrocinadores, sino que cada vez más utilicen Wimbledon como una plataforma de branded content, activaciones y narrativa de marca.
En los últimos años, Wimbledon ha reforzado su papel como una especie de "Fashion Week de las marcas clásicas". Casas como Dior, Gucci, Bvlgari o Prada ocupan titulares, no por patrocinar de forma explícita, sino por las elecciones estilísticas de celebrities y prescriptores que convierten las gradas en una pasarela. El famoso “Wimbledon Style” —blanco impoluto, discreto, elegante— se ha convertido en sí mismo en un código de marca, del que se nutren las firmas para inspirar nuevas colecciones y editoriales de moda.
Las marcas, conscientes del potencial aspiracional de este contexto, utilizan sus invitaciones al torneo como parte de sus estrategias de PR y contenido: no es casual que las imágenes de sus embajadores lleguen perfectamente etiquetadas a las redes, ni que las editoriales de medios de lifestyle cuenten cada detalle de los looks elegidos para la cita.
Pero si hay una marca que ha entendido cómo convertir Wimbledon en una plataforma de contenido de marca multicanal, esa es Ralph Lauren.
Su relación con el torneo se remonta a hace casi dos décadas, cuando empezó a vestir a los jueces y recogepelotas. Hoy, esa alianza ha evolucionado hasta convertirse en un ecosistema que combina moda, storytelling, activaciones físicas y contenido digital, todo bajo un mismo paraguas narrativo: la búsqueda de la excelencia.
¿Qué ha hecho Ralph Lauren en Wimbledon 2025?
Un despliegue que demuestra por qué hablamos de branded content y no de patrocinio al uso:
El resultado es un ecosistema de contenido coherente, aspiracional y omnicanal. Ralph Lauren no vende ropa, vende un estilo de vida. Y Wimbledon es su escenario perfecto para representar ese ideal.
¿Qué nos enseña este caso a quienes trabajamos en contenido, marcas y creatividad?
Wimbledon es el ejemplo perfecto de cómo las marcas más inteligentes no se limitan a comprar visibilidad, sino que diseñan ecosistemas de contenido donde cada detalle suma, cada historia refuerza y cada activación construye marca.
Si quieres aprender a crear este tipo de estrategias, a pensar campañas como las que hacen Ralph Lauren o Dior, y a entender el branded content como una herramienta real de negocio (más allá de la moda o el deporte), en Madrid Content School llevamos más de 9 ediciones formando a los profesionales que están escribiendo el futuro de este sector.