Octavo: cuando la cocina se convierte en contenido que deja huella

Hay proyectos que rompen moldes. Que nos obligan a mirar dos veces. Que conectan con audiencias no porque gritan, sino porque emocionan. Octavo, la última creación de Quique Dacosta, es exactamente eso: un proyecto valiente, sofisticado y profundamente inspirador.

Cocina, arte y propiedad intelectual: una mezcla (muy bien) emplatada

¿Puede un plato tener derechos de autor? Esa es la pregunta que Octavo pone sobre la mesa. La respuesta: sí. Y además, puede ser una forma de contar quién eres, qué piensas y en qué crees.

Siete platos, reinterpretados como obras de arte, registrados legalmente y vinculados con disciplinas como la arquitectura, la danza o el cine. Una narrativa que va mucho más allá del paladar. Es innovación. Es visión. Es contenido en estado puro.

Un proyecto colaborativo que multiplica su impacto

Nada de esto sería posible sin una visión compartida. Octavo nace de la colaboración entre el equipo de Quique Dacosta, Leo Burnett, Piel Creative Studio y Attic Films. Un ejemplo poderoso de lo que sucede cuando el talento se alinea en torno a una idea con propósito.

El resultado no es (solo) una experiencia gastronómica. Es una declaración de principios. Un contenido con alma que, sin pretenderlo, acaba construyendo significado. Eso, desde nuestra forma de verlo, es acercarse mucho a lo que debería ser el mejor branded content.

Conectar con audiencias desde la emoción

Lo que Octavo consigue —y no es poco— es conectar. Conectar con audiencias que valoran la sensibilidad, la creatividad, el detalle. Que no buscan una campaña, sino una vivencia. Que no quieren que les hablen, sino que les toquen.

La suma de artistas y pensadores que han participado (de Rosa Montero a Vicente Amigo, pasando por Isabel Coixet, Alejandro Sanz o Javier Gomá) convierte esta experiencia en algo más grande. En algo que no se mide en impactos, sino en emoción.

Lo que nos llevamos en MCS

En Madrid Content School nos encantan los proyectos que abren camino. Octavo nos recuerda que los formatos evolucionan, que el contenido no tiene por qué tener forma de vídeo, post o campaña. A veces, puede servirse en siete platos y aún así contar algo importante.

Porque cuando una idea se siente, se comparte y se recuerda, no necesita etiquetas. Y en el fondo, eso es lo que siempre buscamos: conectar con audiencias a través de contenidos que importan.

‍